«No nos ha explicado su conversión, cuándo vio la luz, cuándo cambió su vida, cuándo sintió esa llamada, esa revelación mística». La frase, de Inés Arrimadas a Pedro Sánchez en la comparecencia del presidente del Gobierno del miércoles pasado, no dista mucho de lo que se preguntaron varios dirigentes de Ciudadanos (Cs) durante meses sobre su propia líder. ¿Qué había sido de aquella portavoz que defendía a capa y espada el veto de Albert Rivera al jefe del Ejecutivo?
En menos de un año, Arrimadas ha pasado de negociar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) con el Gobierno del PSOE y de Unidas Podemos, a unirse a Vox para presionar a Pablo Casado e instarle a presentar una moción de censura contra Sánchez. Entre un escenario y otro se halla el errático acuerdo con los socialistas para intentar desbancar al PP de la Presidencia de la Región de Murcia.
Arrimadas, nada más asumir las riendas de Cs, en pleno estallido de la pandemia del coronavirus en España, ofreció a Sánchez un pacto de Estado para aprobar «unos presupuestos de emergencia nacional». En junio del año pasado, como adelantó ABC, Cs se abrió por primera vez a negociar los Presupuestos con independencia de lo que hiciese el PP, que se negó en redondo a un acercamiento similar.
Aquel movimiento estuvo a punto de fructificar ese verano, hasta que Pablo Iglesias apareció en escena en septiembre y saboteó la vía Arrimadas. La apuesta del exvicepresidente por ERC y EH Bildu cuajó y Cs presumió de haber «desenmascarado» a Sánchez. Algo que no impidió alcanzar un acuerdo con el PSOE en marzo para tratar de despojar al PP del mando de la Región de Murcia.
El desenlace es de sobra conocido: opa hostil del PP a Cs con el fichaje de su exsecretario de Organización Fran Hervías, adelanto electoral de Isabel Díaz Ayuso y desaparición de Cs de la Asamblea de Madrid. Cs salió escaldado, y ahora Arrimadas aprovecha los indultos a los líderes del ‘procés’, clara línea roja para su partido, para consolidar un nuevo giro estratégico.
Arrimadas acudió a la
manifestación de Colón
contra las medidas de gracia, aunque evitó fotografiarse con el PP y con Vox, y recientemente siguió a Santiago Abascal en su petición de que Casado encabece una moción de censura contra Sánchez. «No tenga ninguna duda de que le apoyaremos», prometió la semana pasada.
Rivera y Arrimadas, en 2019, el día que anunciaron el salto de la catalana a la política nacional – Maya Balanya
Montaña rusa
«No es no»
En febrero del 2019, el Comité Ejecutivo de Cs aprobó por unanimidad un veto inamovible a Sánchez. Rivera lo mantuvo tras las elecciones, pese a sumar 180 escaños con el PSOE, pero lo levantó ‘in extremis’ a una semana de la repetición electoral, cuando Cs ya estaba desplomado en las encuestas.
Desbloqueo
Rivera se presentó a las elecciones de noviembre del 2019 prometiendo lo que no había hecho en seis meses: desbloquear el país. No solo no remontó en los sondeos, sino que se hundió aún más y cayó de 57 a diez escaños. El 11 de noviembre, el día después de las elecciones, dimitió y abandonó la política.
Negociación
Arrimadas gana las primarias de Cs el 8 de marzo de 2020 y en su primera semana afronta el estallido de la pandemia. Apuesta por girar al centro, al pragmatismo, y pacta con el Gobierno las seis primeras prórrogas del estado de alarma. El fracaso en la negociación de los Presupuestos desata tensiones internas y la moción murciana provoca un terremoto.
Oposición frontal
Tras la moción fallida en la Región de Murcia y la desaparición de la Asamblea de Madrid, Arrimadas sube el tono contra el presidente. Con los indultos a los líderes del ‘procés’, insta a Casado a presentar una moción de censura.