El sumario de la operación Sana, la mayor investigación contra la trata de niñas para la prostitución y venta de droga en Madrid, revela que los principales explotadores eran jóvenes de la banda latina Dominican Don’t Play (DDP) y que algunas de ellas, también las que se escapaban de centros de la Comunidad donde estaban tuteladas, llevaban hasta dos años siento vendidas en narcopisos y chabolas.
Testigo protegida 1: «Me golpeaban y me tiraban de los pelos.Me daba igual morirme»
La primera exploración a esta menor, que cayó en las zarpas de la red con 13 o 14 años, se produce el mismo día en que se la localiza en una narcochabola de Villaverde, el 23 de junio pasado. La Unidad de Familia y Atención a la Mujer (Ufam) de Madrid recaba un testimonio en la que la víctima asegura que se prostituye porque quiere: «A cambio de droga, ropa…
Yo sé qué quiero algo y me lo compro; quiero maquillaje, ropa, desayuno… Lo hago cuando lo necesito». Señala un chalé en Fuentidueña de Tajo donde se ha acostado «varias veces» con un individuo. «Me daba 50 euros, a veces 40, 30. Cuando fui al centro [de menores] de Aranjuez, yo ya me acostaba con él», relata, y añade más datos de otros hombres («Un rumano que roba botellas de whisky, de unos 55 años, y me daba asco»); también de otras relaciones sexuales «a cambio de un gramo de base [de cocaína]» o «de perico». En una segunda exploración, a primeros de octubre, menciona a uno de los proxenetas, el Kalifa, que la obligaba a acostarse con otros Dominican Don’t Play.
El relato evoluciona, aparecen más nombres de la red, como Chuky, Ñaño, Tabárez, Randy y Metralla. De este último, afirma: «Me obligó a mantener relaciones sexuales con tres o cuatro amigos suyos. Yo me quería ir, pero no me dejaba. Yo estaba en el piso de abajo y me grababan con una cámara que tenía en su casa. Me traía a gente desconocida para que me acostara con ellos, a cambio de dinero, y él se quedaba la mitad. Me encerraban, no me dejaban salir y me grababan. Yo no era así. Cuando conocí al Kalifa, me cambió la vida; él me enganchó a la droga, yo no quería». Conforme avanza la declaración, va reconociendo que era una esclava y da detalles demasiado explícitos y duros como para ser reproducidos aquí.
Luego habla a los agentes de algunos lugares donde las prostituían: «Quiero que cerréis [el piso de] Felisa Méndez, es un sitio de putas en el que me hicieron el anuncio», refiere sobre las fotografías en mallas que le hicieron para traficar con ellas.
Una semana después, en una tercera declaración, dice a los agentes que «lo voluntario y lo no voluntario» lo tiene «escrito todo en Instagram». Habla de lugares como viviendas en la calle del Monte Igueldo, 62, y de otros apelativos como el Cuba, el Grande («Me dijo que me daría dinero y droga a cambio de relaciones sexuales, y no me dio nada»), un marroquí que abusó de ella en un piso tutelado para mayores de edad… E identifica a la mayoría en reconocimientos fotográficos e incluso aporta nombres y sus cuentas en Instagram. «Llevaba un año enganchada a la droga», insiste, tras detallar más nombres de «gente que se dedica al tráfico de drogas y que sabía la edad que tenía» cuando abusaban de ella: «Todos, empezando por el Kalifa, pertenecen a bandas latinas, son amigos y se dedican a vender droga en Usera y Villaverde. Uno de los jefes es M. T, una persona muy peligrosa y poderosa, que además tiene armas». Y concluye a los agentes: «Si se enteran de que estoy contando todo, me van a matar, van a ir a por mí».
El testimonio de esta testigo es de los más espeluznantes, pues explica cómo la golpeaban, le tiraban de los pelos, le dejaban moratones…
«Empecé a adelgazar, me daba igual todo, incluso de morirme; vi lo que nunca he visto en mi vida. Me tenían como a un perro. Finalmente, la Policía la rescató de una vivienda okupa, fue llevada a un centro de menores, del que escapó durante dos meses. Luego, se supo que estaba con su padre, que, presuntamente, la obligaba a prostituirse para ‘financiarse’ la droga que él consumía («a cambio de una bolsa de cocaína» o «por 20 euros y medio gramo de cocaína»). La chica, ya tutelada, llegó a cortarse las venas. Una amiga relató que incluso el padre habría mantenido relaciones con la testigo 1.
Testigo protegida 2: «Me han violado durante dos días y medio hasta que hui»
La segunda víctima es la que permaneció encerrada tres días en un piso de Usera y logró escapar. El 31 de agosto, acudió a un estanquero de la calle de Amparo Usera llamó a la Policía. «Necesito un médico, he sido violada. Hace dos días y medio, me fui de casa», dijo la menor a los agentes, según consta en las actuaciones. «Iba por la calle y pedía cobijo a la gente, hasta que una mujer me llevó a su casa. Solo recuerdo que, estando tumbada en la cama del dormitorio, un hombre me forzó a tener sexo durante dos días y medio, hasta que logré huir», testificó. Sangraba, se había hecho sus necesidades encima y, en los análisis posteriores en el hospital, se desveló que había consumido hachís, cocaína y otras sustancias. Era amiga de la testigo protegida número 1 y la novia del Kalifa, que la llevaba a prostituirla al polígono Marconi y a las narcochabolas de San Cristóbal de los Ángeles, denominada El Fumadero. Lo hizo durante más de un año. Y vuelven a aparecer Ñaño, Chuky, una mayor de edad que las obligaba a trasladar droga en sus genitales (a la que llama la Rubia)… Y el rapero conocido como Saymol Fyly, uno de los presuntos vértices de la trama.
La chica se había escapado de un centro de menores y Kalifa la ‘acogió: «Me daba golpes por todos lados, me zarandeaba, me izaba agarrándome por los hombros y me agarró por el cuello. Porque me negué a salir a robar para llevarle dinero».
Testigo protegida 3: «La violaban incluso inconsciente y cuando no podía ni moverse»
Se trata de una menor con continuas escapadas de centros de menores a sus espaldas. Como el resto de víctimas, es una niña extremadamente vulnerable, con un entorno social y familiar desestructurado.
Ya en julio de 2020, 16 meses antes de la explotación de la operaciónSana, la metieron en la trama. En noviembre de 2020, tras un ir y venir a causa de sus fugas, declara que el rapero Saymol les «suministraba drogas a las menores y se aprovechaba de ellas». Tanto él como una mujer dominicana, L. D. O. V., «las embaucaban para que fuesen al poblado chabolista de San Cristóbal, les ofrecían alojamiento y las introducían en el mundo de las drogas, desarrollando una fuerte adicción». Habla de un tal Miguel, «que había violado a muchas».
La chica se refiere también a la testigo protegida número 5: «Acudía al poblado en muy mal estado por el consumo de drogas. Los hombres llegaban a mantener sexo con ella incluso cuando no podía andar ni moverse, hasta inconsciente».
Narcopisos de la calle de San Dalmacio – GUILLERMO NAVARRO
Testigos protegidas 4 y 5: «Me van a matar o a echarme ácido en la cara, como a otras»
El atestado policial destaca que los testimonios de esta madre (4) e hija (5) «contribuyen a conocer el ambiente en que consumen y se prostituyen las menores; confieren aún mayor credibilidad a lo manifestado por las testigos 1 y 2, observándose un total paralelismo en la descripción que realizan los familiares del deterioro físico y mental que presentan las menores». El 3 de septiembre de 2019, la Policía interviene en su domicilio por una riña familiar: la madre no está de acuerdo con las compañías y sitios que frecuenta la niña. Ese 30 de diciembre, la mujer manifiesta que teme que su hija esté «en un punto de encuentro de toxicómanos, dado que es adicta a la heroína y otras sustancias». Empezó con 17 años: «Conoció a una mujer en Legazpi, que le facilitó el ejercicio de la prostitución en el paseo de las Delicias, 127, en pisos regentados por dominicanos. Incluso hacían tríos junto a clientes de discotecas en reservados». Desapareció entonces cinco días, en los que estuvo en los narcopisos de San Dalmacio, donde Chuky la inició en la drogadicción: «Tenía enamorada a mi hija. Cuando estaba enganchada, le tenía a él cariño y admiración; cuando estaba bien, decía que era un hijo de p…». Siendo aún menor, «la tuvo encerrada cuatro días en un chabolo, hasta que otro toxicómano y varias prostitutas, al verla desangrarse por sus genitales, la sacaron de allí».
Una vez en que la madre acudió a rescatarla del poblado, otra menor que estaba allí le dijo: «A tu hija te la han metido primero a despachar droga y ahora, como consumía mucho, la tienen ahí abajo, donde la mandan a prostituirse para sacar dinero». Tras ello, la menor sigue yendo y viniendo de su casa, se escapa, va a drogarse durante días, está en tratamiento psiquiátrico… Y le ha dicho a su madre: «Mamá, ten cuidado con a quién denuncias, porque nos hacen un ‘mandado’», en referencia a que enviarían a un toxicómano a matarlas. Teme que le «echen ácido en la cara como a otras niñas y a mujeres a las que se lo han hecho», refiere la menor a su progenitora.
Testigos protegidas 6, 7 y 8: «Le reclamaban 580 euros porque le habían robado la droga»
La primera es madre de la segunda. Dice que su hija se fugó en marzo de 2020, cuando empezó el confinamiento. La niña, de 15 años, a raíz de su amistad con la número 8 (una camarera de discoteca que no cesaba de escapar de un centro tutelado), se iba de casa. Permanecía con dominicanos y «volvía con un olor muy fuerte, como de donde se hacen fuegos, se duchaba y se iba». «Una vez me dijo que necesitaba 580 euros para devolver, ya que le habían robado la droga y que la tenían amenazada. Había vendido el patinete para tener algo de dinero y darlo», dijo la número 6. Su hija manifestó: «Hay otras menores que venden droga y no va a pasar nada, porque van a seguir vendiendo y la Policía no puede hacer nada», consta en el atestado policial. «Mi hija ya no es la persona que era antes. Ahora está callada, como triste. Alguien la está apretando», dice, y clama ayuda a la Policía.
La Estación Intermodal de Palma está sumida en un clima de inseguridad y delincuencia constante desde hace muchos años. El panorama que viven los vigilantes de seguridad y usuarios de tren, metro y bus es desolador y denuncian las continuas agresiones que protagonizan «grupos de menas, argelinos, marroquíes y sudamericanos». Así lo asegura Rafael Leito, coordinador de Alternativa Sindical en Baleares y trabajador de seguridad en esta estación, que cuenta que tanto él como sus compañeros de trabajo aguantan agresiones y delincuencia «todos los días, mañana y tarde».
Robos, robos con violencia y al descuido, tráfico de estupefacientes y sexo en los baños son algunos de los delitos que más se practican en la estación central del transporte público de la capital balear, ahora convertida en uno e los epicentros de la delincuencia y la criminalidad de Palma. «La mayoría son jóvenes de fuera que vienen aquí a delinquir», cuenta el coordinador sindical.
A nivel personal, Leito afirma que el mes pasado, un chico que estaba amenazando y gritando en la entrada del supermercado le propinó un puñetazo en la nuez. «Tengo muchos compañeros que están de baja por lesiones provocadas por agresiones. Es muy raro e improbable que no haya bajas por este motivo», declara.
La herencia que dejó el anterior Gobierno socialista de Baleares en materia de seguridad deja mucho que desear. Explica Leito que los vigilantes no tienen medios y recursos suficientes para trabajar y denuncian que el anterior Govern «nos dejó como si no fuésemos nadie». En relación a esto, exigen más vigilantes de seguridad y más medios para poder garantizar correctamente la seguridad en la estación. «Cuando nos tenemos que enfrentar a amenazas, agresiones e insultos día sí día también, al final vamos a trabajar sin ganas», asegura Rafael Leito.
Desde Alternativa Sindical explican que ya se han reunido con el nuevo Govern para explicarles la situación. «Las expectativas que tenemos son muy buenas. Nos comunicaron que, para ellos, la seguridad es un pilar fundamental para el ciudadano y trabajarán con nosotros para garantizar la seguridad que a día de hoy no hay». Y es que el PP de Marga Prohens prometió en campaña electoral más presencia de policías y guardias civiles ante el aumento incesante de delincuencia por toda la ciudad. Sin embargo, desde el sindicato aseguran que «todavía es pronto para valorar el trabajo del nuevo ejecutivo».
Los usuarios de la Estación Intermodal también están hartos de esta situación «increíble y desastrosa». Piensa una usuaria frecuente del bus que «lleva muchos años pasando y no hacen nada para solucionarlo. Esto es un problema sobre todo para la gente mayor, que no puede defenderse y los gamberros se aprovechan». Otro usuario, también del bus, manifiesta que «a mí afortunadamente nunca me ha pasado nada, pero noto cada vez más inseguridad, no sólo aquí, sino en Palma en general. No creo que vayan a arreglarlo, irá a peor».
Los datos de delincuencia en Baleares no son nada halagüeños. El archipiélago está a la cabeza de la criminalidad de toda España, por delante de Madrid y Cataluña. En 2022, se cometieron 64 delitos por cada 1.000 habitantes y se contabilizaron en las Islas 75.942 infracciones penales. Además, 219 personas por cada mil infracciones penales fueron detenidas e investigadas.
La Policía Nacional ha detenido en la localidad malagueña de Vélez-Málaga a un sacerdote de 34 años acusado de agredir sexualmente a al menos cuatro mujeres a las que sedaba y grababa. Hasta el momento han sido identificadas cinco mujeres, si bien los investigadores no descartan que acumule más víctimas. El varón se encuentra ya en prisión provisional.
Las mujeres, pertenecientes a su círculo de amistades, fueron agredidas en diferentes años y localidades. Las víctimas no eran conscientes de haber sufrido delito sexual alguno, según han trasladado desde la Comisaría provincial.
Fuentes de la investigación han indicado que el detenido, que fue ordenado sacerdote en 2017, fue párroco en una iglesia de Melilla y a comienzos del presente año fue destinado a la Diócesis de Málaga. Se el atribuyen cuatro agresiones sexuales y cinco delitos contra la intimidad.
La investigación arrancó en agosto, cuando una mujer que afirmó ser pareja sentimental del detenido denunció en la Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) de Melilla que había localizado en el domicilio que compartían un disco duro con fotografías y vídeos en los que aparecían varias mujeres semidesnudas, dormidas o bajo los efectos de algún sedante que eran sometidas por un hombre a todo tipo de prácticas sexuales.
Tras un análisis exhaustivo del material gráfico, los investigadores constataron que en algunos de los vídeos se mostraba cómo el detenido, mientras grababa la escena, llevaba a cabo prácticas sexuales sobre diferentes mujeres en estado de inconsciencia.
Los agentes de la UFAM lograron identificar a cinco víctimas. Todas ellas manifestaban desconocer la existencia de las grabaciones y no eran conscientes de haber sufrido ningún delito de naturaleza sexual.
🚩 Detenido un varón por #agredir sexualmente a varias mujeres a las que sedaba
🔹La pareja del #arrestado encontró varias fotografías y vídeos en las que aparecían mujeres semidesnudas, dormidas o bajo los efectos de algún sedante
Los agentes averiguaron que las agresiones sexuales se habían llevado a cabo de forma continuada durante varios años y en en diferentes localidades, con ocasión de viajes de grupos de amigos, entre los que se encontraba el arrestado. El sacerdote habría administrado a las víctimas algún tipo de sustancia que anulaba su estado de consciencia para cometer las agresiones sexuales.
Con toda la información recabada los agentes establecieron un dispositivo en torno a su domicilio que culminó con su detención. Seguidamente, se practicó una entrada y registro donde se intervino diverso material tecnológico pendiente de análisis. Tras ser puesto a disposición judicial se decretó su ingreso en prisión preventiva.
Los agentes no descartan más víctimas en Melilla, Málaga o Córdoba, lugares en los que el detenido ha residido, y siguen analizando el material incautado para encontrar nuevas evidencias.
Agentes de la Policía Nacional han detenido en la mañana del lunes 25 de septiembre al presunto autor de la muerte de una mujer el pasado domingo en el madrileño distrito de Villaverde. El presunto asesino se entregó por la noche en la comisaría de Usera-Villaverde.
Se trata de un hombre dominicano de 30 años, que cuenta con antecedentes penales, aunque no por maltrato. El joven había sido pareja sentimental de la víctima, una mujer española de 35 años. Se desconoce de momento si habían retomado la relación o nunca la habían dejado, por lo que se trataría de un nuevo caso mortal de violencia de género.
Asimismo, según indican a Europa Press una portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, hubo una intervención policial previa en abril por una discusión entre ambos, pero no fue ella quien presentó la denuncia, por lo que actualmente no había orden de alejamiento. El Grupo VI de Homicidios de la Brigada Provincial de Policía Judicial se encarga de la investigación del asesinato de Villaverde.
Apuñalada
La víctima fue hallada en el descansillo de la escalera de un edificio en la calle Doña Francisquita, el pasado domingo a las 16:00 horas de la tarde. Se trataba de una mujer de unos 30 años que falleció a consecuencia de varias heridas de arma blanca.
La joven presentaba varias heridas por arma blanca y se encontraba en parada cardiorrespiratoria. Agentes de la Policía Municipal de Madrid y de Policía Nacional iniciaron maniobras de reanimación avanzada que los sanitarios de Samur-Protección Civil continuaron a su llegada, durante más de 30 minutos, pero la mujer no recuperó el pulso y sólo pudieron confirmar su fallecimiento.
En un principio la Policía estaba buscando al presunto autor de los hechos, pero esta noche, él mismo se ha entregado ante la comisaría de Villaverde.