El crimen de Esther López, cuyo cadáver se halló el pasado 5 de febrero en una cuneta de Traspinedo (Valladolid) está en punto muerto. Con tres hombres investigados -uno de ellos el sospechoso principal Óscar S. M. en libertad tras prestar declaración-, el caso parece abocado al sobreseimiento provisional ante la falta de avances y la demora de los informes periciales.
La titular del Juzgado de Instrucción 5 de Valladolid dictó el pasado 19 de mayo una providencia, en la que pedía a varias unidades de la Guardia Civil que remitieran «a la mayor brevedad» los informes que se encuentran pendientes en la causa «o en su caso informe de los motivos que impiden su cumplimiento».
La respuesta de la UCO, firmada por el coronel de esta Unidad Central que encabeza la investigación del crimen, es contundente, según las fuentes consultadas. Explican que no han concluido su informes, que tienen más de veinte causas como la de Trapinedo en proceso de elaboración y que carecen de suficientes medios para llevarlas adelante porque estos informes son muy complejos (en referencia al estudio de los terminales telefónicos y a los datos de geolocalización del coche del sospechoso).
En la contestación a la juez el coronel alega poco personal, pocos medios, la dificultad técnica de las pruebas periciales, la elevada carga de trabajo que tienen los departamentos a su cargo y la necesidad de contar con recursos disponibles por si es necesario activarlos. El mando detalla que los informes que se refieren al estudio del vehículo del principal investigado (un Volkswagen T-Roc supuestamente implicado en el atropello o el traslado del cuerpo de Esther) requieren personal con una «alta capacitación técnica para recuperar datos de la geolocalización» del vehículo.
Tanto en este caso -el de Esther- como en el resto -admiten- suelen tardar más de un año. Y esa es la razón por la que la amenaza del sobreseimiento provisional planea sobre el crimen con el fin de que no corran los plazos mientras concluyen esos estudios técnicos. Hay otro elemento añadido: en la causa continúan investigados también el primer detenido -Ramón J.G.F., que quedó en libertad con medidas cautelares, ya levantadas-, y Lucio Carlos G. D., otro amigo de Esther.
La juez pidió respuesta al Grupo de Delitos Telemáticos, al Grupo de Apoyo Tecnológico Operativo (GATO), al equipo de reconstrucción de accidentes de Tráfico y al Servicio de Criminalística. Los dos primeros pertenecen a la UCO. También ofició a la empresa SEADA, especializada en verificación técnica de vehículos y colaboradora de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a la que se autorizó en un auto de 12 de abril a analizar el módulo de navegación del coche propiedad de Óscar S. M., amigo de la víctima y principal sospechoso. La Guardia Civil ya había plasmado sus sospechas de que ese ordenador de a bordo del coche en el que se vio a Esther por última vez había sido manipulado.
Faltan dos datos del coche
El perito judicial de SEADA designado sí ha remitido parte de su pericia en la que llega a dos conclusiones, a falta de dos datos concretos de los que aún no dispone. Uno, la manipulación del vehículo con dos fechas de borrado de información de todas las averías del coche y dos, un intento de clonación de la llave y de programación, «sin éxito». Es decir, esta información señala que Óscar S.M. intentó eliminar dos veces los datos del módulo de navegación y clonar la llave.
La Guardia Civil había solicitado el apoyo de este perito, especialista en extracción de datos mediante diagnosis y sistemas multimedia. Pedían que extrajera todos los datos de los repositorios electrónicos del turismo, inspeccionara el exterior del mismo así como «el chasis y órganos» que pudieran haber sufrido algún desperfecto, o haber sido sustituidos o reparados, en la convicción de que el Volkswagen estuvo implicado en el atropello de Esther.
En paralelo se pidió colaboración a Volkswagen. La respuesta llegada desde Alemania es que ese dispositivo concreto instalado no lo fabrican ellos, sino que lo importan desde Polonia, por lo que los datos siguen pendientes. El perito de SEADA está en contacto tanto con los especialistas de Guardia Civil como con el fabricante, vía Interpol. Sus conclusiones pueden desmontar la versión del hombre que dijo no saber nada.