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Se llama Gabriel Jordá Correcher, aunque en los foros pederastas de Internet se le conocía como ‘Darzee’. En 2010 este monitor valenciano aceptó una condena de seis años de cárcel por producir y distribuir pornografía infantil . Había sido detenido en 2007 cuando hacía prácticas en un colegio y trabajaba además como canguro y mago. Tras pasar solo tres meses en prisión, quedó en libertad y huyó a Guatemala. Allí estuvo casi tres años como cooperante en un orfanato hasta que lo descubrieron y fue extraditado a España. De nuevo le encontraron fotos de menores desnudos . En su condena admitió que azotaba a los niños que cuidaba (dos gemelos de once años) y otros dos hermanos de ocho y once en Valencia, los grababa e intercambiaba esos abusos con otros pederastas, entre ellos el peligroso ‘Nanysex’, quien confesó haber abusado de un centenar de niños, o ‘el pediatra de Barcelona’. Instructor sanitario El pasado septiembre Gabriel Jordá, de 44 años, fue detenido de nuevo en una operación conjunta de Mossos d’Esquadra y Policía Nacional contra la mayor red de falsificadores de billetes de 500 euros, en la que se le atribuye un papel central y por la que ingresó en prisión junto a otras cinco personas. Durante la investigación, los agentes descubrieron que ha vuelto a trabajar con colegios pese a sus antecedentes por delitos sexuales. Lo logró, según las escuchas a las que ha tenido acceso ABC, supuestamente confabulado con su jefe en su nuevo papel de instructor sanitario. Cuando los centros educativos reclamaban a la empresa colaboradora del ámbito de la salud su certificado de antecedentes, Jordá desaparecía. Noticia Relacionada estandar No Una mochila con 4,5 millones de euros conduce a una red de falsificación de billetes D. A. El cabecilla era un experto impresor ahora detenido en Alicante en una operación desplegada también en Valencia, Teruel y Barcelona El último intento de burlar la vigilancia de uno de estos colegios (obligatoria por ley) ocurrió en julio, apenas dos meses antes de que lo arrestaran. El centro, un colegio privado de Valencia , requirió al gerente de la empresa –se dedica a espacios cardioprotegidos, instalación de desfibriladores, botiquines de enfermerías escolares, acompañamiento en actividades escolares y cursillos de primeros auxilios– los antecedentes y el alta en la Seguridad Social de dos de sus empleados. Uno de ellos era Jordá. Su jefe y él planean en una llamada cómo afrontarlo y deciden que enviarán un mail al colegio indicando que Gabriel está de vacaciones y que ahora tiene otro puesto de trabajo –se deduce de la conversación que antes se encargaba de las enfermerías escolares–. Le sustituiría otro empleado y aportarían el certificado del nuevo , que carece de antecedentes por delitos sexuales. En otra conversación de ese mismo día de julio, esta vez con un amigo al corriente de su pasado, Jordá le muestra su preocupación por que lo descubran y decide que, si no puede justificarlo, hablaría con el gerente para que le arreglara el paro y desaparecería . Explica a su interlocutor que ya tuvo que hacerlo en otro colegio, donde no pudo urdir la manera de seguir trabajando y hubo de romper cualquier vínculo. ABC se puso en contacto con un responsable de este centro, quien confirmó que la empresa trabaja con ellos en la parte de enfermería. Jordá participó en una actividad con escolares mayores , un cursillo de primeros auxilios. Lo hizo «en el tránsito temporal» desde que el colegio reclamó el certificado de carecer de antecedentes sexuales. No llegaron a mandárselos. Después de ese cursillo, Jordá no volvió a aparecer. «No hubo explicación» , admite el director desde la tranquilidad, asegura, de que el protocolo que tienen obliga a que en cualquier actividad externa debe estar presente un responsable del centro, es decir, los menores no se quedan a solas con alguien ajeno al colegio. En las intervenciones telefónicas, en poder de los investigadores, Jordá estudia crear un correo corporativo a nombre del ‘nuevo’ y contestar a la petición de documentos desde ese mail antes de presentarse. «Si el centro insiste en mi documentación, no tendré otra opción que dejar la empresa y desaparecer», reconoce. «Lo único bueno es que en los correos se refieren a mí como Biel y nunca sale mi nombre completo», dice. Iba a cambiarse el nombre Su objetivo era rebautizarse legalmente como Biel Lama Uribe, un cambio de nombre exprés, para que nadie lo reconociera , como ya le había ocurrido. También en julio comenta con su amigo que «este» (se refiere al presunto cabecilla de la trama de falsificación de billetes), Tomás Moreno, había hablado con una jueza de Benidorm y que le harían el cambio de nombre «en un mes o así» para intentar «hacerlo en verano», y así «pillar a la gente de medio vacaciones y que tampoco miren mucha cosa». «De aquí a nada me rebautizo», se ufana. Noticia Relacionada estandar No Un cazador de pedófilos tiende una trampa a un hombre de 50 años que creyó ir a una cita con una niña de 13: «Un pervertido en menos» S. M. Este domingo, un hombre de 50 años de origen belga cayó en la trampa de un cazador de pederastas. Pensó que tenía una cita con una menor en un bosque, pero nada sucedió como lo había planeado Tal y como él intuía , el colegio insistió y no le quedó más remedio que responder. Según detalla a su amigo, utilizó el citado correo corporativo para excusarse, explicó que ahora era director comercial y que solo fue a la enfermería unos días porque su compañero estaba de vacaciones. «No estoy tranquilo» , admite. «Tuve que contarle a una compañera mi pasado por si llamaba el centro». Su temor era que esa trabajadora informara al colegio de que no estaba de vacaciones y que sí visitaba los centros infantiles. «Le conté una versión fantástica , no toda la versión». La inventada era que se había dedicado toda la vida a falsificar moneda, pero como la Policía no pudo detenerlo por ese delito, le imputaron otros cargos. «No aparezcas nunca más por ese colegio», le advierte su colega. Jordá se queja de que, aunque mantenga un perfil bajo y su jefe y él tomen medidas, siempre existe la posibilidad de que alguien lo reconozca como ya le había ocurrido. «Cuando mi jefe me manda a colegios o centros nuevos me pregunta si conozco a alguien allí o si me pueden conocer a mí». «El jefe de la empresa sabía perfectamente que Gabriel tiene antecedentes por pederastia , forman al personal de los centros escolares para utilizar los aparatos médicos que venden. No hemos indagado si también a los alumnos», explican fuentes policiales. Todas estas artimañas del pederasta condenado afloraron de manera inesperada cuando un equipo conjunto de Mossos y Policía Nacional seguía el rastro de una organización sospechosa de haber falsificado 4,3 millones de euros en billetes de 500 . Esos billetes fueron hallados en una bolsa de deporte en Cervelló (Barcelona) en agosto de 2021. El análisis de huellas condujo hasta seis personas: Tomás Moreno, Alberto Tronchoni, José García, Gabriel Jordá, Marenglen Xhafa y Roger Jardí, cuyos teléfonos se intervinieron el pasado junio por orden judicial. Moreno está considerado uno de los mejores impresores de billetes falsos en España y otros países (fue detenido en 2009 con 8,8 millones espurios, acabados unos y otros en proceso). Aúna, según los investigadores, grandes conocimientos en tipologías de papel, tintas y hologramas y dispone de una red de proveedores de China que le suministran materiales de alta calidad «muy similares a los utilizados en las Fábricas de Moneda y Timbre de los Bancos Centrales». Salió de la cárcel en 2018. García también había sido arrestado con billetes de 50 (estuvo en la cárcel valenciana de Picassent hasta 2015) y a Tronchoni se le detuvo con 700.000 euros en ‘bin laden’ falsos. El único que no estaba en esa terna de falsificadores era Jordá, pero los agentes descubrieron que los cuatro habían coincidió en Picassent cumpliendo condena. Allí fraguaron una amistad que continuó cuando quedaron libres (Jordá salió en noviembre de 2015). Amistad forjada entre rejas Moreno –señalan las pesquisas– tomó bajo su protección a Jordá en prisión. «Esta protección se extendió incluso fuera del centro penitenciario, por lo que Gabriel se perfiló como una de sus personas de confianza », recoge el atestado. Intimó también con José García, el más veterano del grupo, al que Jordá llega a ofrecerle en varias ocasiones compartir casa, dado que le hizo de escudo en la cárcel. Una vez que todos recuperan la libertad, vuelven al ‘trabajo’ . El presunto cabecilla, Tomás Moreno, y García animan a Gabriel a sumarse a la falsificación de moneda y aprovechar así sus conocimientos de fotografía. Participa, según las pesquisas, en la producción de los 4.350.000 euros falsos. El condenado por pederastia se recicla en tiempo récord: «Aprende rápidamente las técnicas de producción y de toma de contacto con los suministradores de material para la falsificación». Es, al parecer, quien junto al líder organiza «el proyecto criminal»: la elección de clientes, el plan de producción, la puesta en marcha y la viabilidad. Su peso se centra en las fases de logística, aprovisionamiento y producción. Según los agentes, es un grupo criminal con una dirección horizontal a la que Jordá se incorpora tras salir de la cárcel y que ha pasado por etapas de éxito y operaciones «rana» , tanto por errores en las tiradas como por problemas de financiación. Pese a esta nueva y lucrativa actividad, Jordá seguía trabajando en la empresa de material sanitario que le permitía tener contacto con colegios. Percibía un sueldo de 1.300 euros , según cuenta, pero se sentía en constante peligro cada vez que un centro pedía su certificado de antecedentes. Jordá tenía un plan B para el último centro. Si insistían, dirían que ya no trabajaba en la empresa y eso que se había comprado una cámara de 10.000 euros y pensaba promocionarla este curso en los colegios. «En la nueva oficina no se me ve desde la calle ». Pero los agentes habían diseñado su propio plan: le colocaron las esposas el 21 de septiembre, junto al resto del grupo. Los principales están en prisión.