En vez de malo, él prefiere la palabra «antagonista»: «Entre la voz y el careto, trabajo por ahí no me va a faltar», reflexionó sobre ese evidente encasillamiento. De bueno, su papel estrella fue el del médico de ‘Solas’ (1988), de Benito Zambrano.

Esa voz característica se curtió en un antro andaluz, «el último bar hippie de Sevilla», en sus propias palabras. Fue ahí, asegura, donde su tono se volvió grave, pues esta característica no le viene de familia: «El bar era salvaje, y la clientela más salvaje todavía», explicó. Y, cuando se llenaba, era él que tenía que impedir que entrase más gente. A gritos.

‘Malo’ y, a mucha honra, secundario. «Prefiero ser el secundario. Si no, no podría haber hecho más de cien películas», reflexionó. En la que se estrena el viernes rompe la norma y es el actor principal. Se titula ‘Hombre muerto no sabe vivir’ y la ha dirigido Ezekiel Montes. Se emitió el trailer y hay mucho tiro. Una película intensa y salvaje.

Se hablaba de muertos que no sabían vivir y se recordó un incidente que a punto estuvo de costarle la vida. Sobre las tablas. En un musical. Ocurrió a inicios de los años 80. «Estaba haciendo Judas en ‘Jesuscristo Superstar’», inició su relato el actor sevillano. No ofreció detalles, pero un repaso a su biografía permite saber que se trataba de una obra que hizo en Sevilla con Teatro Los Remedios.

Así era su rutina de aquellos días: «Yo tenía un arnés, me balanceaba un poquito, se pagaba la luz, y pasaban a otra secuencia». Y él se bajaba de la horca donde moría su personaje.

Así fue el día de autos, según lo vivió él: «Yo de recuerdo hacer lo de todos los días, colgarme, y de pronto estaba por una calle de Sevilla, con una corbata muy apretada, y diciéndole a la gente que me ayudaran a quitarme la corbata. Y, después, un apagón total. Yo creo que es la primera vez en mi vida que se me ha quedado la mente en blanco, que realmente se me fue el riego».

Así ocurrió el incidente, según le contaron después: «Como no me bajaba, fueron corriendo y me bajaron ellos, porque me había desmayado». «Por lo menos me levanté en brazos de los apóstoles y de María», bromeó para acabar esta historia.