Las vecinas que han testificado en el juicio con jurado popular que se celebra en la Audiencia de Almería contra H.C., la madre marroquí acusada de estrangular en Vícar (Almería) a su hija recién nacida y luego enterrar el cadáver, han declarado que la mujer acudió a sus casas para pedir una azada con la excusa de plantar una parra frente a la vivienda.
La mujer dio a luz la tarde noche del sábado, 7 de marzo de 2020. Tanto la Fiscalía Provincial de Almería como la acusación particular, ejercida por el padre del bebé y ex pareja de la mujer, solicitan para la acusada la prisión permanente revisable por un delito de asesinato con agravante de parentesco.
La azada supuestamente empleada para enterrar a la bebé reveló presencia de ADN de la acusada «en la parte inferior» del objeto, así como restos biológicos de la vecina propietaria de la azada, según declararon los agentes de la Guardia Civil que se encargaron de realizar la inspección ocular del cortijo en el que tuvieron lugar los hechos.
Sus dos vecinas -la que le entregó el tallo de parra y la que le prestó la azada- han indicado en el juicio que la acusada se personó en sus casas para pedirles la herramienta, aunque ninguna de ellas ha podido precisar si en ese momento percibieron si seguía embarazada, cuestión que ya conocían con anterioridad puesto la acusada, según ellas, no lo había ocultado.
Durante la tercera sesión del juicio, una de las vecinas ha explicado que le prestó la azada y que después acudió a la casa de H.C. para recuperarla, momento en que fue vista por la segunda vecina, que le cedió a la mujer el sarmiento para que lo plantara. La planta fue encontrada después, ya sembrada, junto a unos bidones de agua bajo los cuales se encontró el cuerpo enterrado de la bebé. Una tercera vecina descubrió la placenta y otros restos orgánicos derivados del parto envueltos en una prenda de la acusada y arrojados en una balsa de riego cercana empleada como vertedero.
La versión de la acusada
Este pasado lunes, durante su declaración ante el jurado, la mujer aseguró que alumbró a una bebé que nació «muerta» porque «no estaba llorando» ya que tenía «el cordón enrollado en el cuello». En el parto, dice, fue asistida por una vecina en su casa y luego se desvaneció sin poder recordar nada más.
A partir de ahí, afirma desconocer qué pasó ya que despertó a la mañana siguiente, cuando llegó la Guardia Civil, aspecto éste sobre el que la fiscal ha observado contradicciones con respecto a su declaración en fase de instrucción, donde manifestó que enterró al bebé con ayuda de la vecina.
La mujer achacó las contradicciones a un posible error de traducción y culpó a su vecina de todo lo ocurrido tras dar a luz. Según su versión, fue ésta quien se llevó al bebé, quien habló con la Guardia Civil y quien guió a los agentes hasta la balsa de riego cercana a la vivienda donde se arrojó la placenta y el cordón umbilical envueltos en una prenda.
Según la acusación particular, la mujer «trató de ocultar el embarazo» a todo su entorno hasta que dio a luz, y «culminó su plan eliminando todo rastro de la niña que dio a luz», a la que habría «asfixiado» y «enterrado» en la puerta de su casa.
Conforme al relato de la acusación, los hechos se descubrieron cuando una vecina se percató de que ya no tenía barriga, por lo que alertó a otra, que preguntó directamente a la acusada por su embarazo, asegurando ella había dejado a la niña en el Hospital de Poniente de El Ejido tras dar a luz.
Tras esta versión, tanto la vecina como el padre de la menor iniciaron un periplo por los hospitales de la comarca en busca de la pequeña y, al no encontrarla, interpusieron una denuncia ante la Guardia Civil de Vícar, lo que precipitó el hallazgo del cadáver de la bebé.
El juicio, con el que la acusada se enfrenta a una petición de prisión permanente revisable, se reanudará este jueves con la declaración de los forenses que exploraron a la acusada y los restos mortales del bebé así como con la testifical de la vecina a la que ninguna de las partes ha renunciado, en caso de que pueda ser localizada.