La campaña electoral de las últimas elecciones a la Comunidad de Madrid se vio sacudida por las amenazas llegadas contra varios políticos, las más graves contra el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el entonces candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez. Consistieron en todos los casos en el envío de un sobre con una carta dentro y varios proyectiles, y como consecuencia de ello los dos primeros presentaron la correspondiente denuncia, mientras Vox lo hizo para denunciar el tercero de los episodios. Hoy, la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Madrid ha puesto fin, al menos de momento, a la investigación por este asunto al ordenar el archivo provisional de la causa por no derivarse de las pesquisas indicios de quién estaba detrás de este asunto.

Lo único que ha podido demostrar hasta ahora la investigación es que las tres cartas con balas se depositaron a la vez en un buzón de Correos, como lo demuestra el hecho de que pasaran de forma consecutiva por la cinta transportadora y el escáner de rayos X a las 17.48 horas del lunes 19 de abril. Por tanto, quien lo hizo fue una misma persona, como indicaba la similitud de contenidos y presentación de las misivas, que eligió un mismo lugar y momento para lanzar sus tres amenazas. El vigilante de seguridad que supervisaba ese escáner no detectó ninguna de ellas, según Correos, por lo que abrió un expediente a la empresa a la que se tiene adjudicada su seguridad, INV Vigilancia, con el fin de depurar responsabilidades.

Tras el fallo de seguridad (triple puesto que eran tres sobres pasando a la vez con munición que no se identificó como tal) cada carta siguió su camino. La primera, con un solo proyectil, destinada a Gámez llegó a la calle Guzmán el Bueno, sede de la Dirección General de la Guardia Civil, el miércoles 21 y fue interceptada en el control de acceso de paquetería del edificio. Al día siguiente, jueves 22, se recibieron las otras dos en el Ministerio del Interior. La dirigida a Marlaska, con dos cartuchos, y la de Pablo Iglesias, con cuatro.

Los investigadores han averiguado, tras las gestiones con Correos, que todos los envíos postales de más de 100 gramos de peso cuando pasan por las cintas transportadoras del centro de tratamiento automatizado (en este caso el que está ubicado en Vallecas) son sometidos a escáner de rayos X y fotografiados sistemáticamente, como mecanismo de seguridad para tratar de detectar cartas con explosivos.

En la revisión de imágenes de paquetes es cuando se localizan el día 19 las tres cartas que el vigilante pasó por alto. El departamento de Seguridad de Correos aseguró a los agentes que esa imagen no deja duda sobre que las tres se echaron al mismo tiempo, de lo contrario el recorrido en la cinta transportadora habría sido distinto.

Sin embargo, fue imposible encontrar más datos que pudieran incriminar a una persona concreta. Los análisis sobre los sobres, los documentos y los proyectiles no aportaron información alguna, lo mismo que el resto de líneas de investigación. Por todo ello la magistrada cree que ha llegado el momento del sobreseimiento provisional de la causa.

Este episodio provocó una gran polémica política, ya que intentó ser utilizado por el PSOE y Unidas Podemos con fines electorales; con nulo resultado, cabría añadir. En cualquier caso, dada la enorme tensión de la campaña, en especial los intentos de reventar los actos de Vox, y nuevas amenazas que se fueron conociendo a otros líderes políticos como Isabel Díaz Ayuso, el Ministerio del Interior ordenó reforzar la seguridad de los candidatos y también la del propio ministro y la directora general de la Guardia Civil.