El juicio que se sigue en la Audiencia de Valencia contra el acusado de asesinar a tres mujeres – Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas – y abusar sexualmente de otras ocho, introduciéndoles piedras de cocaína de gran pureza en los genitales sin su consentimiento, encara su recta final. La vista oral se centra ahora en la desaparición de la primera joven de 25 años en noviembre de 2019 -que destapó los sucesos anteriores- y pese a lo previsto el acusado no declarará hasta este miércoles, con la incógnita de si se negara a comparecer ante el jurado popular. El tribunal ha podido escuchar durante la primera parte de la jornada el testimonio de un amigo de Jorge Ignacio Palma , al que el procesado recurrió para deshacerse del coche con el que, según su versión y a pesar de no hallarse rastro alguno, trasladó las nueve bolsas de basura con los restos de Calvo para distribuirlos en distintos contenedores de Silla y Alzira, tras haberla descuartizado en su vivienda de Manuel. Una versión que los especialistas de la Guardia Civil han desmontado durante un juicio que se prolonga ya durante tres semanas. El hombre ha explicado que conoció a Palma a través de unos conocidos en 2018 y que le hacía favores como conseguirle «cinco gramitos para un amigo mío». El 11 de noviembre, cuatro días después de la muerte de Calvo durante una de sus fiestas de sexo con cocaína de alta pureza, el acusado acudió a su casa en El Puig y le pidió que le llevara a Xàtiva sin más explicaciones. Cuando llegaron a esta localidad, se dirigieron a una gestoría porque Jorge Ignacio quería poner su Volkswagen azul a nombre de su amigo. Anteriormente, ya le había hecho el «favor» de poner el seguro de otro vehículo de su madre porque «le cobraban mucho», pero esta vez se negó a firmar. A la vuelta, le pidió que le dejara en Manuel, según ha indicado el testigo. Fue la última vez que se vieron: el 4 de diciembre, Jorge Ignacio se entregaba en un cuartel de la Guardia civil. «Me quiso embaucar un poquito» , ha reconocido el hombre, al tiempo que ha añadido que «algo nervioso sí que estaba», aunque no le notó ningún cambio de carácter. «No esperas tener en tu vida a alguien que te meta en un lio como este», ha lamentado. Sobre la relación de Palma con su progenitora -que se ha negado a declarar-, el hombre ha explicado que era «muy buena», pues en Colombia los hijos varones están «un poquito malcriados». «La llamaba todos los días. Si no hablaban en dos o tres días, a él le afectaba», ha asegurado, reforzando la tesis de los investigadores, que creen que madre e hijo estuvieron en contacto durante el mes que él estuvo desaparecido. «La imagen que daba era de ser muy tímido y tenía sus dificultades con la relación con las mujeres», ha añadido. El testigo se ha referido a un comentario que Jorge Ignacio le hizo entre mayo y junio de 2019 cuando viajaban en coche a Gandía por una carretera que él desconocía. «Mira qué buen sitio para deshacerse de un cadáver» , le espetó Palma. Cuando la Guardia Civil contactó con él, recordó aquella frase. «En ese momento me llamó la atención y estuve unos días dándole vueltas», tras lo que pensó que podía ayudar a esclarecer lo ocurrido con Marta Calvo. De hecho, llegó a hacer un dibujo de la casa en ruinas a la que se refería el acusado, pero «no sirvió». El jurado ha podido escuchar también al inspector de la Policía Nacional que realizó un informe sobre la pureza de la cocaína , que ha asegurado que, por su experiencia, la droga solo supera el 80% si llega desde Sudamérica y es muy complicado encontrarla en la calle «porque las asociaciones criminales están perdiendo dinero». Las organizaciones la adulteran con sustancias más baratas, como la cafeína, con las que consiguen prácticamente el mismo efecto, lo cual reduce su precio a unos 60 euros el gramo, con una pureza del 20%. «Es un negocio. La van cortando para obtener el máximo beneficio», ha explicado. En ese proceso, la cocaína pasa de estar «en roca», como viene de origen , a convertirse en polvo. «Es un conglomerado que habría que golpear y machacar para que se quede en polvo. Si lo cortas del ladrillo, quedaría en piedrecitas más pequeñas», ha comentado. A la espera de conocer si Palma declararía este martes o no, a llegada a la Ciudad de la Justicia de Valencia, la madre de la víctima, Marisol Burón, se ha mostrado convencida de que su hija «está entera» en un lugar que desconoce , por lo que lo único que espera del acusado es que «declare lo que ha hecho» y confiese el verdadero lugar en el que descansa el cuerpo de su hija. «La esperanza es lo único que se pierde y voy a tener la esperanza de que diga dónde está mi hija. Es lo único que quiero», ha subrayado. La Fiscalía pide para el procesado una pena de 130 años de cárcel, mientras las acusaciones solicitan la prisión permanente revisable. La defensa exige la libre absolución. Se espera que los nueve miembros del jurado popular se retiren a deliberar el lunes 18 de julio , más de un mes después de que se iniciara la vista oral. Una cabeza humana «podría» no detectarse entre la basura Durante la sesión de este martes también ha comparecido el director de la planta de residuos de Los Hornillos, en la localidad valenciana de Quart de Poblet, que recibía a finales de 2019 la basura del municipio de Silla, donde el acusado supuestamente arrojó tres de las bolsas con restos de Marta Calvo. El responsable ha explicado el proceso automático de triaje que siguen los desechos cuando llegan a este espacio y ha asegurado que «podría ser» que no se detectara la presencia de medio brazo o una cabeza humana «embolsada» . «Pudo pasar», ha matizado. Por otra parte, la responsable de un centro de psicología de Valencia con el que el procesado se puso en contacto en agosto de 2017 para tratar un problema de consumo de drogas, ha confirmado que el tratamiento no tuvo ninguna utilidad, puesto que Palma solo acudió entre cuatro y seis veces en siete meses. En enero del 2018 ya no supieron nada más de él. Uno de los vecinos de Marta Calvo -testigo de la defensa- ha indicado que la joven tenía «un problema de dependencia» a la cocaína . En la misma línea, un hombre que el 6 de noviembre contactó a través de una web con la joven y mantuvo relaciones sexuales con ella, ha confirmado que también consumió drogas. Además, ante la baja médica del abogado de seis de las supervivientes y de dos de las víctimas fallecidas, Juan Carlos Navarro, la letrada Isabel Carricondo asumirá su representación y ha pedido tiempo a la juez para poder redactar los informes.