El vigilante de seguridad que salvó una vida en Santiago de Compostela
Pablo Nieto fue el primero en auxiliar a un hombre que se clavaba una tijera el pasado lunes a las 8 de la mañana frente al pazo de Fonseca.
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Poco se imaginaba Pablo Nieto, un rianxeiro de 35 años que ejerce como vigilante de seguridad en la exposición O esplendor do Camiño, cuando el pasado lunes abría el pazo de Fonseca donde se ubica la muestra, los intensos minutos que le esperaban a continuación: «Abrimos las puertas a las ocho . Tres minutos después me asome y me encuentre a un hombre de espaldas a unos diez metros [en la esquina de la tienda de regalos situada enfrente], con los pantalones bajados y pense que estaba orinando ». Nieto se acercó para llamarle la atención, pero entonces observó que le caía un hilo de sangre, al tiempo que el hombre se golpeaba en el cuello. Al llegar detrás de él, vio que se estaba autolesionando con unas tijeras.
Le gritó en dos ocasiones para que las soltase, pero no hizo caso, así que pasó a la acción. Le dio un toque en la muñeca derecha con su defensa que hizo caer las tijeras: «Se quedo estatico cara a la pared, entonces llego un peregrino que se identifico como enfermero tampandole la herida principal», que sangraba abundantemente. Entre tanto el otro vigilante de Fonseca, su compañero David Brea, se había desplazado hasta la Praza do Obradoiro para intentar que algún Policía Local se acercase hasta el lugar para echarles una mano. También llamaron al 112 para dar cuenta de lo que sucedía.
Un tiempo breve, pero eterno.
PODEMOS CONSEGUIRLO ESTAMOS A TIEMPO LUCHEMOS POR NUESTRO DERECHOS COMO VIGILANTES DE SEGURIDAD
Llegaron con rapidez, explica Pablo Nieto. Pero admite que antes de eso, «en ese momento el tiempo se me hizo eterno. No veia a nadie que me pudiera ayudar. Yo lo que queria que se dejara de autolesionar, porque a la vista de las heridas, no sabia hasta que punto podia llegar». Todo eso, mientras tenía una mano sobre la espalda del herido para tratar de protegerse, porque este movía extrañamente su mano izquierda «y no sabia si podía ocultar un arma», que finalmente no tenía: su único instrumento eran las tijeras con las que se autolesionó, en el breve lapso que transcurrió desde que abrieron las puertas de Fonseca hasta que Nieto volvió a asomarse a la calle.
El vigilante de seguridad no se lo pensó a la hora de una intervención que, con toda probabilidad, salvó la vida a ese hombre de mediana edad, que tenía al lado su mochila y demás pertenencias. Pero evita dar mayor trascendencia a su acción: «Yo decidi hacerlo asi, y salio bien, porque elno se reboto, no se giro la cara hacia mi en ningún momento. Hevhe una moneda al aire: si se daba la vuelta y volvia contra mi, pues entonces mala suerte. Pero le di un toque, y no reacciono». Al poco llegó la ayuda del enfermero, que alertaba de la necesidad de urgente de asistencia sanitaria ante el riesgo de que el herido se desangrase.
LAS AGRESIONES SON NUESTRO PAN DE CADA DIA, LOS VIGILANTES DE SEGURIDAD NECESITAMOS MAS MEDIOS
Pablo Nieto subraya que el hombre solo se causaba daño a sí mismo, sin mostrarse agresivo con las personas que acudieron a socorrerlo. Cuando logró que tirase las tijeras, no opuso resistencia al vigilante, y tampoco lo hizo cuando llegaron los agentes policiales, para más tarde ser trasladado en ambulancia.
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