El presunto asesino en serie de homosexuales al que la Ertzaintza atribuye al menos cuatro muertes, aunque se investigan ocho de momento, es un colombiano de 25 años que está plenamente identificado. De hecho, el Juzgado de Instrucción número 6 de Bilbao dictó en marzo una orden de busca y captura contra él por un delito de lesiones, según confirmaron a ABC fuentes policiales. Esa requisitoria judicial llegó, como es habitual, a todos los cuerpos policiales, pero está restringida a ese delito y en la misma no hay ninguna información de que sea sospechoso de varios crímenes. «No solo habría actuado en Bilbao, sino en otros puntos del País Vasco y quizá de España porque se ha movido de zona», explican fuentes de la investigación.
El delito de lesiones por el que está buscado desde hace casi dos meses lo denunció el hombre que logró salvar la vida en diciembre pasado después de escapar de su agresor tras pedir auxilio a sus vecinos. Había quedado con «Carlos», como se hace llamar el sospechoso, a través de una aplicación de citas utilizada por homosexuales. A través de Wapo y Grindr elegía a sus víctimas y quedaba con ellas. Una vez que accedía al domicilio de estas se las ingeniaba para darles una droga de sumisión (en teoría éxtasis líquido) y así conseguir sonsacarles datos bancarios antes de acabar con su vida.
A la pregunta de si estamos ante un asesino en serie, las fuentes consultadas no tienen dudas. La certeza se basa en el seguimiento del modus operandi que llevan meses analizando. Cita a través de una web de contactos, selección de víctimas, sumisión por droga hasta la muerte y robo de dinero en las cuentas de las víctimas. No ha trascendido si además de utilizar las tarjetas de algunas o de todas también arrambló con objetos de valor de esas viviendas.
Además de ese delito de lesiones por el que lo buscaba un juzgado (intentó estrangular al hombre con el que había quedado pero tuvo que huir ante los gritos de la víctima), al colombiano le consta una detención en 2019 por un delito de estafa por el que fue reseñado por la Policía vasca, que cuenta con sus huellas y su identidad completa. El cuerpo autonómico ha solicitado a la Policía Nacional información sobre la situación administrativa de este individuo (si está legal o no en España) y sobre posibles alojamientos en los que podría haberse escondido, pero ni ha difundido públicamente su identidad ni una fotografía de su rostro para pedir colaboración ciudadana.
En este momento hay dos procedimientos judiciales abiertos en Bilbao y en uno de ellos, el que lleva el Juzgado de Instrucción número 6, se cursó además orden de detención como se ha dicho, según fuentes del TSJ del País Vasco. La causa está secreta y no se ha informado de si las cuatro muertes en investigación (ocurridas en el otoño del año pasado) se han acumulado en el mismo juzgado e incluso se ha ampliado a más casos.
Las alarmas saltaron en Bilbao en octubre de 2021 cuando la familia de un vecino de 43 años, que aparentemente había fallecido de forma natural, denunció que alguien había hecho movimientos de miles de euros en su cuenta bancaria. La muerte no extrañó demasiado a los investigadores en un primer momento porque no es del todo inusual que una persona de mediana edad muera de forma súbita por cardiopatías no detectadas. Sin embargo, un segundo análisis de las muestras recogidas durante la autopsia reveló que en el organismo había restos de éxtasis líquido.
Los investigadores confirman que se trata de una sustancia que suele ser habitual en los casos de sumisión química. Tras este hallazgo, la principal hipótesis es que el presunto asesino drogara a la víctima para conseguir sus claves bancarias.
Además, estas sustancias suelen dejar a a quienes las consumen en un estado similar al de una sedación médica por lo que si alguien le tapara la boca y la nariz con una almohada, la muerte se produciría con más rapidez y sin apenas dejar marcas de violencia.
Tras la denuncia de la familia, la Ertzaintza comprobó que uno de sus últimos movimientos había sido citarse en su domicilio con otro hombre al que había conocido a través de una aplicación de citas para el colectivo homosexual. Ese encuentro reveló una macabra coincidencia con al menos otras tres muertes sin aparente explicación ocurridas en las mismas fechas también en el Casco Viejo de la capital vizcaína.
Según informa El Correo, en los otros tres casos que ahora se analizan, los fallecidos eran también hombres homosexuales, según sus familias, que al igual que la primera víctima identificada vivían en el centro de Bilbao y que también tenían perfiles en esas aplicaciones de citas. Los tres casos se cerraron después de realizar la autopsia por una aparente muerte natural. Sin embargo algunas fuentes apunta a que también podrían haberse detectado movimientos bancarios cuando el titular de las cuentas ya había fallecido.
Ahora tratan de demostrar que en los otros casos judicializados también se utilizaron drogas de sumisión. Lo habitual es que tras una muerte sin aparentes signos de violencia en la autopsia únicamente se analice la presencia de cocaína, cannabis u otras sustancias que puedan revelar un consumo abusivo que explique la muerte. Por ese motivo no se tomaron marcadores más exhaustivos que pudieran revelar la presencia de éxtasis líquido en pelo o en la retina del ojo por ejemplo.
Sin embargo, aunque finalmente se concluya que el fallecimiento ha sido por causas naturales, siempre se guardan muestras de sangre congeladas por si fueran necesarias en futuros análisis o pruebas de paternidad. En este caso se están descongelando las muestras de los casos investigados en busca de restos de éxtasis líquido o de otras drogas similares.