La absolución de este exjefe de ETA, de la que ha sido ponente el magistrado José Ricardo de Prada, se apoya en el mismo criterio por el que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) acaba de anular los 17 años de cárcel que la Justicia española impuso en 2013 a Atristain al considerar que su condena se fundamentó en lo que él mismo reconoció a la Guardia Civil cuando fue detenido. Y que las pruebas contra él que se encontraron gracias a su propia declaración policial no valen para justificar esa condena posterior porque, según Atristain, confesó bajo amenazas de los agentes que lo interrogaron dos veces tras asignarle un abogado de oficio.

Es la estrategia recurrente de la inmensa mayoría de etarras durante décadas para negar ante el juez y ya con abogados de su confianza –con frecuencia miembros de la propia ETA– lo que apenas unas horas antes habían reconocido a las Fuerzas de Seguridad con uno de oficio. El TEDH confirmó el pasado día 9 su fallo inicial de enero a favor de Atristain y, apenas 48 horas después, la Sección Segunda de la Audiencia Nacional, de la que forma parte el magistrado De Prada, aprobaba su ponencia de sentencia para absolver a Gadafi por el crimen de este exguardia civil aplicando la doctrina Atristain.

Fuentes de la Fiscalía explican a ABC que el principal escollo para recurrir ante el Tribunal Supremo contra la absolución de Gadafi no es tanto el fallo europeo en el que se inspiró De Prada para absolverle, sino dos claves en las que incide su sentencia. La primera, que las declaraciones de los cuatro etarras que le vincularon con este crimen no tienen el peso suficiente para que prosperara ese hipotético recurso. Y la segunda, que el régimen de incomunicación bajo el que confesaron tampoco estaba suficientemente motivado.

Fuentes de la Fiscalía explican a ABC que, dada la dificultad de que el Supremo corrija esa valoración de las pruebas por parte del tribunal de enjuiciamiento, las opciones de que revocara la absolución de Gadafi eran muy escasas. Y todo ello a pesar de que varios agentes de la Ertzaintza que comparecieron en el juicio insistieron en que los interrogatorios de estos etarras se llevaron a cabo «con total normalidad» y con «un trato exquisito». Además de coincidir con la Fiscalía en que Gadafi fue uno de los dos miembros de ETA que asesinó a Francisco Díaz de Cerio en compañía de Juan María Ormazabal, alias ‘Turko’, fallecido poco después.

«Nos tocó el juez afín a ETA»
Paulina Cerezal, que ejercía la acusación particular como viuda de la víctima, también se ha visto obligada a desistir del recurso ante el Supremo. Sobre todo porque, dadas las escasas posibilidades de que prosperara, como apunta la Fiscalía, ella tendría que pagar más de 4.000 euros en costas judiciales. Un varapalo económico que no se puede permitir esta viuda de 70 años, como recuerda su abogada, con la que lleva luchando por esta causa judicial desde 2003, hace más de dos décadas.

«Siento decepción, tenía la esperanza de que la Fiscalía recurriera. Te agarras a eso, pero te das cuenta de que la hoja de ruta no se mueve», explica Paulina a ABC. Alaba de nuevo el trabajo del fiscal Miguel Ángel Carballo durante el juicio. «Lo hizo tan bien que mi abogada prácticamente no tuvo que intervenir». Y arremete contra el ponente De Prada: «Íbamos para Madrid al juicio y yo no podía olvidar que nos había tocado el único juez afín a ETA, el que acuerda las excarcelaciones».

Paulina lleva 31 años peleando y ahora le ronda un pensamiento recurrente: «Siento que no hay justicia. He hecho todo lo que ha estado en mi mano, lo que nos han permitido, archivo tras archivo. El caso de mi marido no se iba a reabrir, pero con las últimas investigaciones de la Ertzaintza se hizo. O tal vez alguien dijo ‘vamos a celebrar el juicio y ya los callamos’, porque desde luego yo no iba a dejar que prescribiera». Esa ausencia de justicia la resume su hija en una frase devastadora que resuena en su madre: «A mi padre lo han matado dos veces y las dos en jueves. Lo asesinaron uno y nos notificaron la absolución de su asesino otro jueves».

Ya van dos
No es la primera absolución de la que es ponente De Prada utilizando la doctrina Atristain, incluso antes de que el TEDH la ratificara. También lo hizo el pasado mes de marzo para absolver a otro etarra con el mismo criterio. Se trata de Gorka Palacios, al que otros miembros de ETA señalaron como responsable del atentado contra una sucursal bancaria en la calle Goya de Madrid en 2001, que provocó una veintena de heridos. En este caso, el ponente De Prada ni siquiera esperó a que fuera firme la doctrina europea en la que se basó, ya que el Gobierno español todavía tenía un mes de plazo para recurrirla, como de hecho hizo, aunque sin éxito.

La sentencia de Palacios ya es firme desde hace dos meses, porque ni la Fiscalía ni las acusaciones recurrieron. Este magistrado de la Audiencia Nacional también basó la absolución de Palacios en que las declaraciones de la etarra que le señaló ante los agentes y el juzgado de instrucción tampoco eran suficientes para condenarle por este atentado en la capital. Y, de nuevo, con el argumento de que esa compañera de ETA habría delatado a Palacios por amenazas y torturas policiales.

Así, este martes a las 15.00 horas vence el plazo y Gadafi quedará definitivamente absuelto del asesinato de este exguardia civil, que había colgado el uniforme 11 años antes y trabajaba como técnico de contadores eléctricos cuando ETA lo mató con media docena de disparos. Es uno de los 379 crímenes etarras por los que no se ha condenado a nadie. Con un sospechoso muerto y otro absuelto, la familia Díaz de Cerio verá hoy cómo el asesinato de su padre y esposo vuelve a quedar impune.