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Archivan el caso del chico tunecino muerto en el Zambrana tras ser reducido por dos vigilantes

Archivan el caso del chico tunecino muerto en el Zambrana tras ser reducido por dos vigilantes

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La jueza no aprecia negligencia en la actuación de los integrantes del equipo de seguridad del centro porque la autopsia descarta la asfixia

La magistrada del Juzgado de Instrucción 5 de Valladolid, encargada de investigar la muerte de un menor ocurrida en el centro Zambrana de Valladolid en marzo pasado, ha archivado el caso por considerar que, «no ha resultado acreditado que el fallecimiento se produjera como consecuencia de un comportamiento negligente de los dos vigilantes de seguridad investigados que procedieron a su reducción e inmovilización cuando protagonizaba un comportamiento violento en el Centro de Menores». El chico se encontraba ingresado desde el día 25 de enero de 2022, «debido a conductas disruptivas, amenazas a sus compañeros y personal educativo, así como por incitar a fugas». El Juzgado de Primera Instancia 10 de Valladolid había ratificado en su día la medida de ingreso del menor en el área de socialización del centro de reforma durante tres meses por su comportamiento violento.

Todo empezó porque le arrancó la mascarilla a otro interno cuando estaban en el salón y le ordenaron subir a su habitación, a lo que se negó e intentó agredir a un educador

La declaración prestada en sede policial y judicial por los vigilantes de seguridad que realizaron la inmovilización del meno está respaldada por el testimonio de los tres educadores que se encontraban presentes en el momento de los hechos. Según este relato, el 3 de marzo de 2022 el menor, de 17 años y tunecino de nacimiento, protagonizó varios actos violentos. Sobre las 20:00 horas, le arrancó la mascarilla a otro menor interno cuando estaban en el salón comedor, por lo que le aplicaron una medida educativa consistente en que se quedara en su habitación, «sin que la aceptara de buen grado, ya que gritó al educador y se negó a subir a su habitación de forma reiterada, de forma que, cumpliendo con los protocolos del centro, hubo que avisar a seguridad». Cuando uno de los educadores intentó llamar por teléfono, el menor le hizo un «corte de mangas» y se abalanzó contra é «con una mano levantada y con el puño cerrado». Otro educador le interceptó e impidió la agresión y nuevamente se le ordenó que subiera a su habitación, lo que hizo mientras le dedicaba insultos del tipo «hijo de puta» y «maricón», relata el auto judicial.

Sobre las 21:00 horas, los internos bajaron de sus habitaciones y él bajó el último. Los dos vigilantes se encontraban a la puerta del salón-comedor porque habían sido alertados por el equipo educativo ante el comportamiento del joven. Los educadores habían decidido prohibirle disfrutar de la televisión durante el día siguiente y descontarle dos euros de la propina, según las normas del centro. Cuando se lo comunicaron, «el menor se alteró, por lo que el educador le dijo que subiera con la cena a su habitación, negándose a ello, haciendo muecas y guiñando un ojo de forma reiterada».

Al comunicarle que se le aplicaría otra medida educativa, tiró la bandeja de la cena sobre el mostrador que le separaba del educador y se abalanzó contra él «de forma agresiva», por lo que los investigados entraron en el comedor con el objeto de detenerle, «ya que estaba rodeando el citado mostrador con intención de agredir al educador, oponiendo el menor gran resistencia».

«Resistencia enérgica»

Según declararon ante la jueza los dos investigados, una declaración que ha sido ratificada por los educadores que asistieron al suceso, en un primer momento contuvieron al menor empleando solo la fuerza de sus manos pero, «al resistirse de forma enérgica, tuvieron que inmovilizarle en el suelo, boca abajo, uno sujetándole las piernas con las suyas y las dos manos, como si estuviera engrilletado y el otro, sujetándole la cabeza con una mano y el brazo derecho bajo su cuello para impedir que le golpeara y se golpeara él mismo contra el suelo», mientras los educadores le decían que se calmara y que dejara de forcejear para que le pudieran soltar. Sin embargo, indicaron, «el menor no abandonó su actitud sino que empeoró y se llegó a soltar de las manos hasta en dos ocasiones, gritando expresiones en árabe».

Uno de los vigilantes logró sujetarle nuevamente las manos y le puso los grilletes en tanto se tranquilizaba, permaneciendo en esa posición unos 14 minutos, hasta que el educador solicitó que le retiraran la sujeción mecánica. El chico se quedó boca abajo en el suelo con «la contención mínima» que empleó el otro vigilante, que mantenía la mano en la espalda del menor. «Cuando los educadores intentaron hablarle, al ver que no respondía le colocaron en posición de seguridad lateral, «observando que el menor respiraba» y llamaron al servicio de emergencias 112. Pero el chico estaba en parada cardiorrespiratoria y, pese a las maniobras realizadas para reanimarle, falleció.

Para evaluar si los empleados de seguridad actuaron con negligencia, la jueza considera «fundamental» el informe de la autopsia de los forenses, los informes del Instituto Nacional de Toxicología y las aclaraciones formuladas en una audiencia celebrada el pasado 13 de junio. La clave para ver si los investigados se excedieron, explica en su auto la magistrada Soledad Ortega, radica en determinar si el menor presentaba signos de asfixia. «El informe forense es tajante en este sentido, los hallazgos de la autopsia descartan esta hipótesis», subraya el auto. No había signos traumáticos de una oclusión externa de los orificios respiratorios, (no se le tapó la boca y la nariz impidiéndole respirar con normalidad) no había signos traumáticos de que se hubiera producido una compresión del cuello, de tipo estrangulación o ahorcadura y no estaba presente «el hallazgo fundamental de una asfixia por compresión torácica, esto es, que los investigados hubieran comprimido con fuerza la espalda del menor cuando estaba boca abajo, por ejemplo, sentándose sobre su espalda para retenerlo o calmarlo». De haberse producido este aplastamiento, expone el auto, «presentaría una congestión de tinte oscuro en la cabeza, petequias oculares y aumento del volumen de la conjuntiva, por lo que se descarta por completo cualquier forma de asfixia sobre el menor».

Ni era previsible, ni evitable»

Además, subraya la instructora, el chico no presentaba lesiones «que permitan concluir que se empleó una fuerza inusitada o desmedida en la reducción» y las que tenía en la mano derecha se produjeron en una pelea en la que se vio implicado con anterioridad. La causa fundamental de la muerte se produjo por un «delirio agitado» durante la contención mecánica, «ya que el menor sufrió un ataque de ira, a la que era propenso, y la contención le impidió liberar la ira o agitación. La liberación de adrenalina le provocó una parada cardiaca, «de tal forma que la muerte se produjo durante la contención, pero no como causa de la misma, situación que ni era previsible, ni era evitable, tratándose, por tanto, de una muerte natural aunque en el informe forense se hable de muerte violenta como consecuencia de la ira desplegada por el menor en el momento de la reducción».

En cuanto a la posible existencia de una canalopatía (síndrome de Brugada, síndrome de QT largo, taquicardia ventricular polimórfica catecolaminérgica) que cursa con un corazón estructuralmente normal y que pueden producir la muerte súbita, «que no se ha podido confirmar, amén de las dificultades técnicas, antecedentes familiares con los que no se dispone, económicas y de resultado (un 10%)», señala la instructora que «solo serviría para concretar la causa de la muerte súbita del menor, pues no dejaría de ser una muerte natural y en nada afectaría a la falta de responsabilidad de los investigados».

Tampoco aprecia la instructora que se haya incumplido la Ley de Protección del Menor ni los protocolos de actuación en estos casos. «Es evidente», concluye, que cuando el menor intentó agredir al educador, rodeando el mostrador, ya no era posible utilizar el diálogo o la desescalada, porque el menor había pasado a la acción con un comportamiento violento, intentando primero agredir al educador a través del mostrador que les separaba, sin conseguirlo, y después acceder a donde se encontraba para culminar su agresión«.

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Incautadas 575 plantas de marihuana, más de 20 kilos de cogollos y 18 de marihuana picada en Cabanillas de la Sierra

Incautadas 575 plantas de marihuana, más de 20 kilos de cogollos y 18 de marihuana picada en Cabanillas de la Sierra

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La Guardia Civil del municipio madrileño de Torrelaguna, en el marco de la Operación Daisy, ha logrado la detención de dos personas que se dedicaban al cultivo de marihuana ‘indoor’ en su propia vivienda ubicada en la localidad de Cabanillas de la Sierra y se ha incautado de 575 plantas, más de 20 kilos de cogollos y otros 18 de marihuana picada.

Según ha informado el Instituto Armado, la investigación se inició el pasado mes de enero, cuando se tuvo constancia previamente que la vivienda desprendía un fuerte olor a marihuana y emitía un sonido constante de lo que parecían ser motores de calefacción, lo que hacía pensar que en su interior se pudiera estar cultivando cannabis.

Encuentran una plantación de marihuana escondida en un local de oficinas en Carabanchel
Las investigaciones desarrolladas por los agentes permitieron confirmar dicha hipótesis y obtener indicios suficientes para solicitar una autorización de entrada y registro a la autoridad judicial competente.

Una vez obtenido el auto de entrada y registro por parte del Juzgado de Instrucción correspondiente, los investigadores han logrado incautar en el interior del chalet, en su mayoría almacenada en la planta baja, 575 plantas de marihuana, 20,609 kilogramos de cogollos de marihuana y 18,222 kilogramos de marihuana picada.

Además, se han intervenido 56.238,35 euros y 3.680 libras esterlinas en metálico, así como dos vehículos, tres ordenadores portátiles, siete teléfonos móviles, una navaja y un puño americano.

Tres detenidos por traficar con ‘tusi’ en un local de ocio de Puente de Vallecas
Las dos personas detenidas, un varón de 65 y una mujer de 64 años, ambos de origen español, pasaron a disposición judicial tras la imputación de un delito contra la salud pública por tráfico de drogas en su modalidad de cultivo y un delito de defraudación de fluido eléctrico.

El Juez Instructor decretó la entrada en prisión de ambas personas.

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Nueve detenidos, tres de ellos menores, tras una pelea multitudinaria en un partido de fútbol en Hortaleza

Nueve detenidos, tres de ellos menores, tras una pelea multitudinaria en un partido de fútbol en Hortaleza

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Nueve personas han sido arrestadas, tres de ellas menores de edad, por su presunta participación en una pelea multitudinaria con cinturones y navajas motivada por una discusión de fútbol en Centro Deportivo Municipal Luis Aragonés de Hortaleza.
Los hechos ocurrieron sobre las 19 horas del pasado día 20 durante la disputada de un encuentro de fútbol en las citadas instalaciones, ubicadas en el calle El Provencio, en el distrito de Hortaleza, según han informado a Europa Press fuentes de la Policía Municipal .
El descontento con el portero, que subía los vídeos a redes, fue el detonante. El edificio de la refriega está en el barrio del Pilar Una discusión entre aficionados derivó en una pelea multitudinaria en la que se emplearon cinturones y navajas.
Nueve personas, cuatro adultos y tres menores, fueron arrestados por su presunta participación en un delito de riña tumultuaria. Dos de ellos tuvieron que recibir asistencia médica, aunque fueron dados de alta en el lugar.

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Detenido un hombre en Puente de Vallecas con popper, cristal y otros estupefacientes

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Agentes de la Policía Municipal de Madrid han detenido a un hombre en el distrito de Puente de Vallecas tras ser sorprendido en posesión de distintas sustancias estupefacientes como popper, cristal y pastillas de color rosa en forma de calavera, ha informado a Europa Press un portavoz de este cuerpo policial.

Los hechos se registraron el pasado 14 de abril cuando los efectivos policiales localizaron sobre las 12,30 horas al conductor de un vehículo estacionado que bebía cerveza en su interior y mostraba una actitud sospechosa.

Incautadas 575 plantas de marihuana, más de 20 kilos de cogollos y 18 de marihuana picada en Cabanillas de la Sierra

El hombre entregó a los agentes de forma voluntaria un bote de cristal con la etiqueta ‘Prague Especial’ que contenía popper. Tras comprobar que no contaba con ninguna requisitoria en vigor, los agentes le realizaron un cacheo en el que localizaron un a bolsa de color de verde oculta en el pantalón con casi 5 gramos de cristal.

Asimismo, localizaron once pastillas de color rosa en forma de calavera y dinero en efectivo. El hombre ha sido arrestado como presunto autor de un delito contra la salud pública.

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